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martes, 17 de octubre de 2017

La belleza del olvido


En mitad de la nada, donde el olvido se personifica y solo los vándalos frecuentan, nos topamos con un amplio catálogo de antiguos y polvorientos vehículos que abarcan desde gigantescas locomotoras de vapor hasta pequeños coches a pedales, imponentes mansiones señoriales e incluso pueblos enteros sumidos en el olvido y la decadencia, y que de seguro fueron testigos de mejores momentos en el pasado.

Hoy, pocos son los que le prestan la atención que merecen, excepto pequeños grupos de jóvenes entusiastas de lo paranormal que con sus grabadoras de bolsillo intentan demostrar la existencia del más allá. Estos, y los conocidos como fotógrafos de abandonos: buscadores incansables de esa extraña e hipnotizadora belleza propia de estas localizaciones (estética abandoned) y donde la mayoría solo logran atisbar mugre, tristeza y partículas de polvo en suspensión. Hechos de una pasta especial, estos aventureros natos, cámara en ristre, se adentran en un mundo desconocido con el fin de dejar constancia de su existencia, de su particular rostro. Lugares donde los estragos del paso del tiempo - y la acción descontrolada de los vándalos - han otorgado de ese carácter único a cada objeto, a cada rincón, confiriéndoles una pátina desvencijada que despierta el interés de un público cada vez más amplio, enamorados - como el que escribe - de este patrimonio olvidado. 


Equiparnos para la aventura

Como enamorado de esta modalidad fotográfica desde hace más de 20 años, me he enfrentado a todo tipo de situaciones, todas ellas necesarias para madurar y comprender el riesgo intrínseco que conlleva “colarnos” literalmente en un edificio abandonado, muchos de ellos en un estado ruinoso, hecho que nos obliga a vigilar cada paso dado (linterna en mano), con el fin de reducir al mínimo hundimientos y desprendimientos de suelos, techos y paredes, o precipitarnos al vacío a través de huecos y agujeros. 

Mi silueta mientras ilumino los vestigios del pueblo de Belchite, durante el desarrollo del taller de "Nochelogía" que impartí en 2010 (foto: Javier Sambruno Trinidad)

Evitaremos sorpresas desagradables, usando un equipo de seguridad básico: calzado de seguridad que reducirá el riesgo de cortes y pinchazos en los pies, con posibles restos de cristales, clavos, y otros objetos punzantes. Si pretendemos manipular el mobiliario (situar los objetos para nuestra composición) y abrir / cerrar puertas, siempre es aconsejable usar guantes, incluso de este modo evitaremos sufrir heridas o entrar en contacto directo con residuos biológicos (heces, orina, sangre) o sustancias químicas (en viejos laboratorios, talleres).


Mas vale prevenir que curar...

El uso del casco puede librarnos de traumatismos en la cabeza mientras nos desplazamos por espacios reducidos, donde la disposición de techos, puertas y ventanas puede variar considerablemente durante nuestros desplazamientos. En ocasiones, el uso de mascarilla puede evitarnos desarrollar problemas respiratorios (tos, estornudos, ahogamiento, envenenamiento) debido a la presencia de sustancias en suspensión, que pueden afectar gravemente nuestra salud.


¡Mucho cuidado donde te sientas, donde apoyas el pie o dejas caer tu mano!
Quizás no sea de tu agrado... ;)

La cámara, siempre bien protegida ante el polvo, evitando el cambio de lente sin tomar las precauciones pertinentes; de modo contrario, correremos el riesgo de introducir partículas de polvo / arena, en el interior del equipo, e incluso líquidos por goteo de agua desde los techos. El uso de trípode (o un sistema de apoyo para la cámara - yo suelo usar mi mochila situando esta en una superficie estable) será casi siempre necesario, debido a la escasa luz ambiente de las localizaciones, obligándonos a hacer uso de largas exposiciones (siempre que no queramos emplear altas sensibilidades). 


Documentarnos antes de partir

Antes de emprender nuestra aventura al mundo del abandono, documentarnos sobre el lugar que visitaremos (libros, planos de la zona, consultas en la red) nos ayudará a conocer, y por ende a disfrutar mucho más de la incursión, reduciendo además el riesgo de accidentes - jamás una foto valdrá mas que nuestra propia vida - al tener mayor conocimiento del terreno sobre el que desarrollaremos nuestra labor, e incluso de la presencia de moradores en la zona (vagabundos, drogodependientes). Los mapas que nos brinda la aplicación Google Earth (Google Maps), pueden ayudarnos a organizar la visita, conociendo de antemano las distintas partes y estructuras de la localización, siendo además muy útil tras la sesión para organizar nuestras fotografías por zonas dentro de la misma. 

Documentación localizada en una vieja estación de trenes en la provincia de Huelva

Por otro lado, debemos cuidarnos de frecuentar espacios donde está prohibido el acceso (normalmente por cuestiones de seguridad, ante riesgo de derrumbes, desprendimientos,...) si queremos evitar toparnos con la autoridad. Obviamente, y doy fe de ello, este último consejo pocas veces lo llevamos a la práctica, desatendiendo los carteles que nos impiden el paso y accediendo a la zona con todos los riesgos que ello conlleva. Realmente, y me sincero con todos vosotros, es la única manera de volver con material inédito de la sesión, pero recordar: esto no os lo he comentado... ;)

Recuerdo hace unos años, mientras impartía un taller de fotografía nocturna, junto a un viejo autobús escolar americano abandonado localizado en la provincia de Cádiz, la visita inesperada de la Benemérita, que accedió al lugar tras observar el haz de luz de mi linterna que usaba en ese instante para explicar algunas técnicas de light-painting. Tras interesarse por nuestra presencia en la zona, y comprobar lo que realmente estábamos haciendo, uno de los agentes de servicio se declaró aficionado a la fotografía. A la siguiente semana, le tenía como asistente en uno de mis talleres. Pero no siempre, toparnos de bruces con la autoridad tuvo resultados similares...


En busca de la belleza olvidada

Tomadas las medidas de seguridad oportunas, con el equipo revisado, listos para la odisea, comenzamos nuestro viaje al pasado, en busca de esa belleza olvidada, tan difícil de apreciar pero a su vez tan evidente. Liberemos nuestros sentidos para percatarnos de cada detalle, aparquemos prejuicios (si no es bello, no sacaremos fotos bellas) y así seremos capaces de vislumbrar mas allá de la capa de polvo que cubre paredes, suelos, objetos y mobiliario de la época, testigos mudos de cientos de historias.

A nuestra llegada, puede ser interesante realizar una visita rápida de la localización con la idea de hacernos una imagen mental de la misma - preferiblemente aprovechando las horas de mas luz -, un esquema que nos ayudará a desplazarnos, conociendo de antemano posibles peligros que pongan en riesgo nuestra integridad, así como la existencia o no de moradores que puedan complicar nuestras labores.

11:25 - Mes de Marzo
La luz se colaba por la ventana, inundando la habitación repleta de polvo en suspensión
dibujando claramente el haz luminoso. La espera mereció la pena!

Estudiemos la luz, como incide sobre los objetos, y anotemos en nuestro cuaderno de campo las mejores horas para obtener aquello que buscamos, y de este modo planificar una próxima sesión de acorde a nuestras exigencias. Es importante no volverse locos - reconozco que me ha costado mucho tiempo lograr controlar mis instintos fotográficos cuando me topaba con una nueva localización - ante tal despliegue de escenarios, controlarse y comenzar a trabajar con sentido común, siguiendo un plan elaborado (exigirá de visitas previas a la localización) o por el contrario, y tras una toma de contacto express, comenzar a trabajar priorizando según nuestros intereses las tomas en cada espacio.

Usemos la cabeza y disfrutemos de nuestras sesiones de abandonos

Soy muy respetuoso con la disposición de elementos dentro de cada localización, así como de mantener su integridad, para asegurarnos el éxito en futuras incursiones. Por otro lado, el respeto a posibles vecinos de viviendas colindantes, evitando ruidos innecesarios, o conversaciones en voz alta, que de un modo u otro, podrían poner en sobre aviso a estos, y por ende, terminar nuestra excursión con la inesperada visita de los servicios de seguridad y vigilancia.

Continuaremos pronto con nuestro viaje al mundo del abandono...

Redactado por:


Javier Domínguez "Jadoga"

Un loco enamorado de la fotografía, apasionado del formato cuadrado y la máxima “menos es mas”. Formador y fotógrafo en JADOGA PHOTO-ART especializado en fotografía corporativa y de producto, retrato y edición avanzada. Dirige el grupo fotográfico 1:1 y es responsable de comunicaciones y redes sociales en la Confederación Española de Fotografía (CEF). Actualmente esta desarrollando el proyecto fotográfico #CinemaPortraits con mas de 100 artistas de nuestro cine y teatro. 

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