miércoles, 9 de septiembre de 2015

La evolución en el diseño de cámaras


Hoy vamos a hablar de la evolución del diseño de las cámaras a lo largo de la historia. Desde las grandes cámaras de madera con forma de caja de zapatos hasta los modelos de la actualidad, que filtran los diseños de todas las épocas.

El mundo del diseño de las cámaras es muy interesante. Desde que se presentó la primera, aquella caja de madera, hasta la actualidad, la nueva Olympus OM-D E-M10 Mark II, han pasado más de 170 años. Lo más curioso es que, realmente, no ha cambiado nada.


Las máquinas fotográficas siguen siendo una cámara oscura con un estenotopo que deja pasar la luz a su interior para que se proyecte invertida y boca abajo en la pared contraria. Han evolucionado mucho, eso sí. Ni Daguerre, y mucho menos el verdadero inventor, Niépce, podían llegar a imaginar las cámaras que tenemos hoy en día entre las manos. La tecnología actual no dejaría de asombrarlos. De tener que ir todo el día cargados con las placas y los químicos que podían llegar a matarlos, a dar un botón y enviar una copia a la impresora de tu casa que está en el otro lado del mundo y tener una copia de color impresa en menos de un minuto.

Muchas veces, ni nosotros mismos nos paramos a reflexionar lo que supone todo esto. Y en el futuro la fotografía como tal no existirá, pues todo será vídeo y sólo tendremos que elegir el fotograma que más nos guste.

Las primeras cámaras

Estaban condicionadas por el tamaño del negativo original. Por eso eran tan grandes, y voluminosas. Debido al tamaño y a los materiales utilizados, madera y latón, el peso de estas máquinas primigenias y la dificultad del posterior revelado obligaba a llevar carros de bueyes para transportar todo el material. Por ejemplo, Roger Fenton, que fotografió la guerra de Crimea de 1855, sólo pudo hacer unos '300 disparos de motivos estáticos, una limitación hoy en día pero que utilizó para dar esa fuerza visual característica de su obra, seguida hoy por muchos.


Todas las cámaras de aquella época sacaban el positivo por contacto, por lo que si se querían copias grandes tocaba llevar esos monstruos que todavía podemos ver en los museos y en las manos de algunos fotógrafos románticos. Curiosamente, de este tiempo data la primera réflex diseñada por Thomas Sutton en 1861.

La primera cámara realmente portátil apareció en el año 1900 cuando Kodak creó el concepto de la fotografía para todos, la fotografía para los aficionados. Esa primera Brownie, que sacaba negativos redondos en un papel de 6x6 cm, era muy sencilla de usar, pero con una ergonomía que dejaba mucho que desear.

Kodak Brownie
 Su tamaño se ajustaba bien a las manos (3,25 x 4 x 5"). Pero no hay forma de cogerla de una manera cómoda. No obstante, el fotógrafo de la felicidad, Jacques Henri Lartigue, trabajó toda su infancia con esta cámara, y no deja de levantar admiraciones.

El concepto de cámara moderna

En los años 20 los fotógrafos seguían llevando sus cámaras de placas, que exigían una gran fuerza para aguantar las largas jornadas con ellas. A Weegee, por ejemplo, siempre se le relaciona con la Speed Graphic que llevan todos los fotógrafos en las películas, la cámara de placas portátil por excelencia.

Speed Graphic
 Pero en aquellos años un alemán tuvo una genial idea. Llevar a la fotografía la película que se estaba usando en el cine, pero aprovechando la horizontal en vez de la vertical, con lo que conseguía negativos más grandes en una tira de 35 mm. Nació el formato full frame, como gustan llamar ahora o 24x36 mm (esta medida no se estandarizó hasta más tarde).

Estoy hablando por supuesto de la Leica de 1925, una obra de ingeniería que fue criticada por todos por el pequeño tamaño de los negativos. Asumía el concepto del carrete de las cámaras Brownie y demás (aquellas que llevaban el 120, o el más antiguo 127) pero con una superficie mucho más pequeña a cambio de poder hacer 36 fotografías con una sola carga.


Leica I
El diseño de estas cámaras encandiló enseguida a los reporteros, que por primera vez tenían un aparato pequeño y manejable que permitía olvidarse del trípode, con varias velocidades de obturación y la posibilidad de cambiar los pequeños objetivos.

Es una cámara que se puede coger con las dos manos, la izquierda para estabilizar y enfocar y la derecha para disparar y modificar los medios de exposición. Algo tan sencillo y práctico que todavía hoy se sigue haciendo. Además, si contamos con el visor telemétrico, la cámara tiene otro punto de apoyo para conseguir imágenes nítidas.

Tal fue el revuelo que provocó entonces el diseño de la Leica que muy pronto otra marca alemana también, se inspiró en ellas para crear otras cámaras míticas en 1934, las Contax de Zeiss Ikon. Lo que nadie recuerda es que las marcas más populares de hoy en día, son copias confesadas de estos modelos. En concreto Nikon se inspiró en ambos modelos para crear sus populares y caras telemétricas y Canon decidió fijarse sólo en la Leica cuando sacó su Kwanon en 1932.

En aquellos tiempos Rollei presentó la Rolleiflex (1928), las cámaras de doble objetivo que han quedado relegadas al olvido (salvo por algunos grandes como Luis Baylón) a pesar de ser la cámara favorita de autores tan potentes como Richard Avedon o Irving Penn.

Rolleiflex
Son las llamadas cámaras de estómago, cámaras con dos ojos de estética discutible pero resultados asombrosos, sobre todo si nos basamos en los trabajos de los grandes maestros que he nombrado. O los de Catalá Roca, Virxilio Vieitez...

En la actualidad

Pocas novedades desde entonces hasta los años 60 en lo referente al diseño. Las cámaras telemétricas, muy caras de producir fueron perdiendo presencia en el mercado, salvo en el profesional, por las nuevas réflex de aires minimalistas. El primer modelo con esta estética espartana fue la Nikon F de 1959, que encandiló a todos los reporteros americanos y llevó a todas las marcas a copiar el genial diseño de pentaprisma y sumamente sencillas. Se trataba de simplificar aún más el trabajo del fotógrafo para que pudiera estar pendiente del encuadre.

Nikon F
 Pero en 1986, Canon dio un cambio radical a la estética de sus cámaras con la presentación de la mejor cámara que ha hecho jamás, pero con el lastre de haber nacido en la transición hacia el autoenfoque. La T90 se olvida de la sobriedad y apuesta por las curvas de Colani, un diseñador que aplica por primera vez el diseño asistido por ordenador. Es la primera con una empuñadura ergonómica, diales giratorios...

Canon T90
 Desde entonces todas las cámaras copian el diseño original que inspiró la serie EOS. Y si una cámara quiere parecer profesional, tiene que estar llena de curvas y ser lo más ergonómica posible.

Hasta hoy, pues los diseñadores de Fuji sacaron en 2010 una cámara, la X100, que copiaba la estética de los modelos de los años 20, cerrando el círculo del diseño y con una idea en la cabeza, lo retro en la fotografía vuelve a estar de moda. Y si no mirad la Nikon DF, la Sony A7, la Lumix GX7...



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