lunes, 5 de diciembre de 2016

El ojo que – casi – todo lo ve


La tecnología avanza a pasos de gigante y por ende, se aplica – “irremediablemente” – a nuestros equipos fotográficos. Muchos recordaremos – de haber leído – la implantación por parte de Kodak en la sociedad de finales del XIX, de cámaras fáciles de usar, de apuntar y disparar, que facilitaban la toma fotográfica al usuario, y como recita Momeñe, poniendo “imágenes en manos de analfabetos visuales”. Este avance supuso la primera democratización de la fotografía, haciendo más accesible el proceso fotográfico. Con los años, la implantación de la era digital, trajo la que podemos considerar una segunda fase del proceso de democratización, con la llegada de la fotografía digital y su inevitable aluvión de seguidores "fotógrafos".

Hoy día, me atrevería a hablar de una nueva (tercera) democratización, fruto de la implantación de cámaras fotográficas en dispositivos móviles, agravando – irremediablemente (este no lo entrecomillo) – los efectos de la cita de Momeñe a la que hice alusión unas líneas más arriba. Pero todo no iba a ser negativo, al menos para los que aún amamos, sentimos e incluso padecemos en nuestra propia carne, esta pasión, esta arte, que une y separa a sus practicantes: la implantación de nuevas tecnologías, nos permite seguir disfrutando aún más de la fotografía, centrándonos en aspectos que están muy por encima de la técnica, en esa región donde los sentimientos y sensaciones afloran, haciéndonos vibrar y sentir el verdadero proceso creativo fotográfico y todos sus entresijos. Estos avances al contrario de lo que muchos podrían pensar, aún hacen que la cámara no sea por si misma ese ojo autónomo que todo lo ve y todo lo decide, sino mas bien ese artilugio óptico que casi todo lo ve, dejando en nuestros manos el mayor peso decisivo a la hora de detener el mundo.


El visor electrónico: ese pequeño gran desconocido

Mucho se ha escrito sobre los visores electrónicos de nuestras cámaras fotográficas, desde su implantación hace pocos años. Los primeros intentos ofrecían una resolución muy limitada, lo que impedía el correcto visionado de las imágenes a fotografiar, originando cientos de miles de detractores al uso de esta herramienta, y que aún hoy día, recuerdan con amargura aquellas imágenes pixeladas a través de aquellos pequeños (y oscuros) visores que transmitían un mundo reticulado, algo desaturado y que en ocasiones se volvía algo lento cuando la luz comenzaba a escasear.

Visor en modo electrónico de la X-Pro1

Estos primeros, podríamos llamar, casi prototipos, ya ofrecían al usuario la ventaja de disponer del histograma de la escena en tiempo real durante la toma, con lo que nos asegurábamos – o al menos se intentaba - que la información estuviera correctamente dispuesta, según nuestras exigencias y necesidades (recuerdo a algún que otro compañero de afición, desesperado mientras "derecheaba" las luces, sombra y medios tonos de su escena, intentando encontrar in situ, el histograma ideal para la escena en cuestión y del que tanta literatura generó mi buen amigo Mellado). Con razón, muchos aún se resisten a los encantos de este pequeño instrumento que casi todo lo ve...


La evolución nunca hizo daño a nadie


Con el paso de los años, los visores electrónicos se han convertido en grandes aliados para aquellos que optaron por dar una nueva oportunidad a estos pequeños grandes gadgets. Se volvieron mucho más luminosos, ofreciendo una cobertura del 100%, un aspecto que superaba con creces a nuestros visores ópticos que solían regalarnos un 95-97% de la realidad que se filtraba a través de sus cristales. Seguían manteniendo funciones como la del histograma, a la que se añadían el sistema de nivelación – para evitar los temidos horizontes caídos – o la visualización en tiempo real de los ajustes aplicados sobre la imagen, uno de los mayores avances y al que aún muchos usuarios se resisten a comprobar sus bondades durante las sesiones fotográficas. Una evolución que pilló desprevenido a mas de uno que aún arrastraba la idea del visor electrónico primitivo y sus escasas cualidades en pos de una mejora visual para el fotógrafo. En definitiva, un sinfín de ventajas por redescubrir cuando miramos al mundo a través de estos "agujeritos" tecnológicos...

Un mundo por redescubrir...

Un ojo que - casi - todo lo ve


Imaginar la posibilidad de presenciar en vivo y en directo, cómo va a quedar tu foto antes de obturar el equipo. Es decir, visionar el resultado final de la toma a través del visor de tu cámara, tanto en términos de luminosidad, como de profundidad de campo, tonalidad (color, blanco y negro, tintados, efectos varios…), e incluso el formato!!! (3:2, 16:9, 1:1,…)… Hoy día no se trata de un sueño húmedo como podría haber sido considerado a principios del siglo XXI, sino de una realidad que acompaña "de serie" a la mayoría de nuestros equipos armados con visores electrónicos.

Pongámonos en situación, y pensemos en esa lente tan luminosa y con ese cremoso bokeh (hago alusión por ejemplo, a mi 50 1.2 de Nikon) montado sobre nuestra “sin espejo”. Ahora, echemos un vistazo a través del visor (electrónico), y situemos a un personaje (puede valernos el típico playmobil que aguanta sin rechistar, nuestras interminables sesiones de prueba en el estudio o aquel brillante limón que compramos en el mercado para dar algo de vidilla a nuestra ensalada).

Comprobando el efecto de modificar la apertura, sin necesidad de hacer uso del botón de profundidad de campo

Comienza abriendo el diafragma, sin retirar el ojo del visor… Comprobarás estupefacto, los efectos de dicha maniobra, sin necesidad de hacer uso del archiconocido (y olvidado) botón de previsualización de profundidad de campo. Ahora, giremos la rueda de compensación (suelo trabajar el 90% de mis fotografías, con la función PRIORIDAD A LA ABERTURA) originando una sobre / subexposición de la escena: del mismo modo, sin retirar nuestro ojo, aún estupefacto, del visor, te percatarás que la imagen se hace más clara / más oscura – respectivamente – observando lo que será el resultado final (en términos de exposición) de nuestra imagen ya acabada.

Normalmente controlada desde nuestro pulgar derecho, la rueda de compensación de exposición
Estas ventajas nos permiten ver más allá de lo que nos ofrece un visor óptico, pero ambos, tanto el electrónico como este que he citado, no lo “ven” todo: en términos compositivos y creativos, aún toca lidiar – y espero que por muchos años – con esta faceta, tan personal y única entre individuos fotógrafos, y que exige de un bagaje cultural y visual para llegar a generar obras que funcionen, imágenes que nos sigan sorprendiendo, fotografías que toquen nuestra alma y dejen huella en nuestra retina.


¿Futuro incierto?


Recreación de lo que podría dar de si los visores electrónicos...
Mientras llegan esos equipos - solo es cuestión de tiempo, aunque aún nos pueda dar la sensación de algo lejano - que nos “chivarán” a través de sus pantallas – o algún sistema de tutoría por voz o patrones visuales – la que sería la ordenación más armónica y equilibrada de los elementos que se postran justo delante de nuestras cámaras, deberemos recurrir a la educación de nuestra mirada (vease mi anterior artículo "El equipo que no hacía buenas fotografías"), esa que madura y se forja visitando exposiciones, hojeando con entusiasmo las páginas con las obras de los más grandes, interesándonos por dar cabida a todo un mundo de imágenes, siempre cribando para evitar contaminarnos – desde el sentido más peyorativo del vocablo en cuestión – siempre con curiosidad, respeto y grandes dosis de humildad. Esto nos hará mejores fotógrafos, apasionados por el hecho de detener un mundo en constante cambio, y por ende, mejores personas.


Redactado por:


Javier Domínguez "Jadoga"

Un loco enamorado de la fotografía, apasionado del formato cuadrado y la máxima“menos es mas”. Formador y fotógrafo en JADOGA PHOTO-ART. Dirige el grupo fotográfico 1:1, responsable de comunicaciones y redes sociales en Confederación Española de Fotografía y parte activa del proyecto artístico Umelecky. Actualmente esta desarrollando el proyecto fotográfico #CinemaPortraits.

Twitter: @JadogaPhotoArt

Facebook: www.facebook.com/byJadogaPhotoArt #CinemaPortraits

WEB: Jadoga.es


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