jueves, 22 de marzo de 2018

Ver libros y exposiciones para hacer mejores fotografías



Muchas veces nos encontramos con aficionados que empiezan en el mundo de la fotografía sin referente alguno. Y eso es lo que les lleva a hacer fotos consabidas y repetidas mil veces en las redes. Lo mejor es conocer lo que se ha hecho para no caer en los errores del pasado.
Hace un año empecé un curso profesional de fotografía. La idea era enseñar a revelar a todos los asistentes. Cuando doy este taller huyo como alma que lleva el diablo de dar una receta mágica. Insisto mucho en pensar qué es lo que se puede hacer con el archivo.

Pero para mí es más importante decidir todo en el momento del disparo, ser capaz de visualizar cómo quedará la fotografía en el momento justo del disparo. Es difícil, pero hacerlo mejorará instantáneamente nuestros trabajos.

La mejor solución es tener una biblioteca personal que nos ayude a pensar. Un conjunto de fotografías, de trabajos que nos hayan quitado la respiración en el momento que las vimos. Ese motivo es el que nos tiene que guiar para incluirlos en nuestros estantes visuales.



Pues bien. De los diez alumnos solo dos me dieron alguna referencia. Uno, un bloguero que enseña a hacer sesiones de moda y el otro uno de cuyo nombre no se acordaba. En dicho curso iba a dar una historia de la fotografía, pero después de este primer encuentro me di cuenta de que no quedaba más remedio que hacer solo una introducción, una sucesión de nombres y escuelas para que empezaran a sonarles los clásicos.

Hacer fotos no consiste solo en disparar el obturador

La fotografía mejora siempre y cuando tengamos un espejo en el que mirarnos. No es lo mismo salir a la calle sin conocer el trabajo de Doisneau que hacerlo con la referencia única del manual de la cámara.

No es igual salir a hacer un paisaje con la única experiencia de las mil veces que has visto la misma foto en 500px que con cien visitas al museo del Prado. O con varias tardes viendo libros de Kenna o del mismo de Ansel Adams.

Hacer un retrato a tu primo con la única referencia de un videoblog para saber iluminar que hacerlo después de devorar todos los libros de Richard Avedon y ver un catálogo con los trabajos de Goya.



Y así podríamos seguir hasta el final. Es una cuestión de cultura visual, que puede venir de los libros, el cine o la pintura. Al final fotografiamos lo que somos cada uno, a raíz de nuestras experiencias. Pero si queremos mejorar no nos queda más remedio que conocer el trabajo de los que ya llevan más camino que nosotros y han dejado una marca profunda en las rutas de la historia.

Está muy bien seguir a alguien con más de 20000 seguidores en Instagram, pero no podemos olvidar nunca a los que sentaron las bases de la fotografía, a los grandes maestros que nos darán la llave para mejorar. Nuestro trabajo será encontrar al que abra la puerta de nuestra inspiración. Ni más ni menos.


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